Cloudflare se auto‑DDoSea: un fallo en el Dashboard provoca la caída de sus APIs internas

septiembre 20, 2025

Cloudflare se auto‑DDoSea: un fallo en el Dashboard provoca la caída de sus APIs internas

Qué pasó: cronología y descripción del incidente

El 12 de septiembre Cloudflare sufrió un incidente interno que dejó inoperativo su panel de control (Dashboard) y afectó a varias APIs internas durante algo más de una hora. La compañía explicó en un informe técnico que la cadena causal comenzó con el despliegue de una nueva versión del Dashboard. En el código React del frontend había un error en el uso del hook useEffect que provocó llamadas repetidas y redundantes a la Tenant Service API —el servicio responsable de autorizar solicitudes— en lugar de una única petición por renderizado.

En paralelo, el equipo de ingeniería había desplegado una nueva versión de la propia Tenant Service API. La combinación del bucle en el frontend y el despliegue de la API desencadenó un efecto de tipo «thundering herd»: cientos o miles de peticiones legítimas pero simultáneas saturaron el servicio, que no pudo recuperarse por sí solo. Cloudflare publicó el siguiente resumen cronológico (horas en UTC):

  • 16:32 UTC: despliegue de la nueva versión del Dashboard con el bug.
  • 17:50 UTC: despliegue de la nueva Tenant Service API.
  • 17:57 UTC: el servicio queda abrumado; el dashboard se vuelve inoperativo y las APIs devuelven errores 5xx.
  • 18:17 UTC: tras añadir recursos, la disponibilidad sube al 98% pero el Dashboard sigue caído.
  • 18:58 UTC: un parche para eliminar rutas con errores empeora la situación.
  • 19:12 UTC: se revierten los cambios y todo vuelve a la normalidad.

Importante: la red de datos de Cloudflare —el plano de datos que entrega tráfico y mitiga DDoS a clientes— no se vio afectada; lo que falló fue el plano de control y gestión.

Contexto: por qué importa y antecedentes

Cloudflare es uno de los proveedores de infraestructura web más relevantes a nivel global: combina CDN, mitigación de DDoS, DNS gestionado, WAF y otros servicios. En la última década se ha ganado reputación por absorber ataques masivos (la compañía ha reportado mitigaciones de ataques medibles en terabits por segundo) y por convertirse en un actor crítico para la disponibilidad de millones de webs. Esa posición hace que cualquier caída en sus sistemas de control tenga consecuencias amplificadas en términos de confianza y operativa.

El incidente revela una distinción clave en infraestructuras modernas: el plano de datos (path que sirve tráfico a usuarios finales) y el plano de control (herramientas de gestión, APIs, paneles). Que el primero continue funcionando mientras falla el segundo es una buena noticia desde la resiliencia del servicio, pero expone a clientes a riesgos prácticos: durante la caída muchos administradores no pudieron hacer cambios en reglas, certificados, configuraciones de DNS o gestionar incidentes desde el Dashboard.

Además, por su visibilidad pública Cloudflare es foco de debates legales y comerciales (por ejemplo, su posición frente a entidades como LaLiga sobre bloqueo de retransmisiones). Un fallo autoinfligido alimenta el escrutinio sobre procesos de despliegue, revisión de código y segregación de funciones críticas.

Análisis técnico para practicantes

El núcleo técnico del problema es doble: un patrón erróneo en el frontend y una ventana de vulnerabilidad en el backend durante un despliegue. Puntos clave para ingenieros:

  • useEffect y dependencias no estables: en React, incluir objetos, arreglos o funciones recreadas en cada render dentro del array de dependencias provoca re‑ejecuciones. Si ese efecto dispara peticiones, puede convertirse en un bucle. El uso de referencias estables (useRef), memoización (useMemo/useCallback) o ausencia de dependencias innecesarias es fundamental.
  • Thundering herd: cuando muchos clientes (o instancias de un cliente) realizan simultáneamente una operación que no está cacheada o coalescida, la carga conjunta puede superar la capacidad del servicio incluso si cada petición individual es válida. Las medidas típicas son backoff exponencial, jitter, coalescing de peticiones y cache del lado cliente/edge.
  • Despliegues simultáneos: desplegar cambios en el consumidor (Dashboard) y en el proveedor (Tenant Service API) casi en paralelo elimina la capacidad de mitigación. Prácticas como despliegues canary, feature flags, y orden de despliegue planificado reducen el riesgo.
  • Mitigación en tiempo real: la respuesta de Cloudflare incluyó añadir recursos y desplegar parches, que en un caso empeoraron la situación hasta ser revertidos. Eso subraya la importancia de runbooks claros, pruebas de rollback automatizadas y capacidad de observabilidad granular para identificar la causa raíz antes de aplicar remediaciones agresivas.

«Thundering herd»

Casos comparables, lecciones y riesgos

La historia no es única: incidentes famosos como el fallo de Fastly en 2021 (un cambio en una configuración que provocó indisponibilidad de múltiples servicios) o el corte de Amazon S3 en 2017 (donde una operación humana en un subsistema crítico afectó a muchos servicios) muestran el coste de errores en infraestructuras compartidas. Lecciones recurrentes son:

  • La complejidad compartida multiplica el impacto. Cuanto más centralizada está la infraestructura, mayor el riesgo sistémico.
  • La separación clara entre plano de datos y plano de control reduce impacto en la entrega de tráfico, pero no elimina riesgos operativos para clientes que dependen del control remoto.
  • La automatización de despliegues debe acompañarse de límites de seguridad: throttling, pruebas canary y mecanismos de rollback automáticos.

Riesgos prácticos derivados de este tipo de fallos:

  • Imposibilidad temporal de cambiar políticas de seguridad (WAF, reglas de firewall) durante incidentes.
  • Pérdida de confianza por parte de clientes y stakeholders, que puede derivar en demandas comerciales o regulatorias.
  • Exposición a sincronizaciones accidentales entre cambios en frontend/backend que amplifican errores.

Recomendaciones accionables

Para equipos de desarrollo y operaciones que quieren disminuir la probabilidad y el impacto de incidentes similares, recomendaciones prácticas y concretas:

  • Validación de dependencias en React: activar reglas como eslint-plugin-react-hooks (regla exhaustive-deps) y revisar manualmente efectos que realizan IO. Evitar pasar objetos literales o funciones recreadas como dependencias; usar useMemo/useCallback o useRef para referencias estables.
  • Despliegues en olas: canary releases, feature flags y despliegues en fases para consumidores y proveedores; nunca desplegar simultáneamente cambios dependientes en ambos extremos sin pruebas coordinadas.
  • Mecanismos de protección en APIs: rate limiting, circuit breakers, token buckets, backpressure y request coalescing. Implementar políticas de degradación graciosa cuando se detectan latencias o errores en cascada.
  • Simulación y caos engineering: probar fallos del plano de control en entornos controlados para validar runbooks, rollback y comunicación. Practicar la respuesta a incidentes (postmortems blameless) y mantener playbooks actualizados.
  • Observabilidad y alertas: instrumentación que permita aislar si la fuente del aumento de tráfico proviene de un cliente específico o de un cambio reciente; métricas de cardinalidad por usuario/tenant ayudan a identificar bucles locales antes de saturar el servicio global.
  • Separación de privilegios y planos: diseñar operaciones críticas (p. ej. cambios de seguridad) para poder ejecutarlas por canales alternativos si la UI central falla (APIs de emergencia, CLI autenticadas, consola out‑of‑band).

Conclusión

El incidente de Cloudflare ilustra cómo errores relativamente pequeños (un uso incorrecto de useEffect) pueden escalar hasta causar un «auto‑DDoS» cuando coinciden con despliegues y carencias en mecanismos de contención. Aunque la red de datos continuó sirviendo tráfico, la indisponibilidad del plano de control expone a clientes a limites operativos y erosiona la confianza. Para infraestructuras críticas la respuesta pasa por rigurosidad en el desarrollo frontend, despliegues coordinados, protecciones por capas en APIs y pruebas operacionales que garanticen que un fallo no se convierte en un fallo sistémico.

Source: www.genbeta.com