King Gizzard retiró su música de Spotify y la plataforma alojó versiones instrumentales falsificadas

noviembre 18, 2025

King Gizzard retiró su música de Spotify y la plataforma alojó versiones instrumentales falsificadas

Qué ocurrió

En julio de 2025 la banda australiana King Gizzard and the Lizard Wizard retiró su catálogo de Spotify en protesta por las inversiones del CEO de la plataforma, Daniel Ek, en tecnología militar. Semanas después, varios temas del grupo seguían apareciendo en la plataforma: no eran las grabaciones originales, sino versiones instrumentales y de baja calidad publicadas bajo el mismo nombre de artista, con títulos idénticos y las portadas oficiales.

Según el reportaje original de Platformer citado por Xataka, esas pistas acumularon más de 10 millones de reproducciones antes de ser detectadas. Tras una oleada de quejas, Spotify eliminó el contenido y confirmó que violaba sus políticas contra la suplantación de identidad.

Contexto: por qué esto importa

El caso de King Gizzard es un síntoma de un problema mayor: la industria del streaming está lidiando con una explosión de contenido generado o manipulado por inteligencia artificial y con prácticas de subida masiva que no siempre incluyen verificación de identidad.

  • En septiembre de 2025 Spotify informó haber eliminado 75 millones de pistas clasificadas como spam en el último año.
  • La consultora Luminate estima que alrededor de 99.000 canciones se suben diariamente a servicios de streaming, una cifra que dificulta el control manual.
  • Deezer declaró recibir más de 50.000 temas completamente generados por IA cada día y que el 70% de las escuchas de música generada por IA corresponde a pistas no autorizadas o que reemplazan a artistas reales.

Estos datos muestran que la facilidad técnica para generar música (y para distribuirla) ha desbordado las prácticas tradicionales de verificación y control de derechos.

Mecanismos técnicos y comerciales que fallaron

El problema es multidimensional y combina fallos técnicos, comerciales y regulatorios:

  • Metadatos y suplantación: plataformas y agregadores aceptan cargas con metadatos que pueden falsificar identidad del artista (nombre, imágenes, carátulas).
  • Distribuidoras sin controles robustos: servicios que permiten subidas masivas (por ejemplo, proveedores que han sido señalados públicamente) pueden convertirse en vectores por los que entra contenido fraudulento.
  • Detección insuficiente: aunque existen sistemas de fingerprinting y detección de duplicados, la escala de nuevas cargas y el desarrollo de técnicas de síntesis de audio hacen que la detección automatizada sea compleja y propensa a falsos negativos.
  • Modelos de recomendación: algoritmos que impulsan contenido según señales de consumo pueden amplificar pistas falsas antes de que sean revisadas manualmente.

Spotify presentó estas pistas como auténticas; para el oyente casual, las versiones instrumentales podían confundirse con material legítimo, dada la experimentación habitual de la banda.

Análisis experto y comparaciones

Para profesionales de derechos, distribución y tecnología de audio, el incidente plantea varias conclusiones prácticas:

  • La verificación de identidad del distribuidor y del titular de derechos debe ser central. Sin controles KYC (know your customer) y validación de derechos, los servicios de distribución se convierten en puntos de entrada de contenido ilícito.
  • La huella sonora (audio fingerprinting) sigue siendo una herramienta necesaria, pero no suficiente: los sistemas deben complementarse con modelos que detecten características propias de contenido sintetizado —como texturas tímbricas o artefactos de síntesis— y con revisiones humanas en casos de riesgo.
  • La experiencia de plataformas como Spotify y Deezer evidencia que la mera capacidad de detectar y eliminar pistas no evita el daño reputacional y comercial que sufren artistas cuyos catálogos son suplantados temporalmente.

Casos comparables ya documentados incluyen la aparición de bandas «virtuales» con perfiles generados por IA que alcanzaron audiencias masivas —por ejemplo, el fenómeno de The Velvet Sundown en junio de 2025— y la proliferación de canciones subidas a perfiles de artistas fallecidos (Blaze Foley, Guy Clark, Sophie, Uncle Tupelo, entre otros) sin autorización.

Riesgos, implicaciones y recomendaciones accionables

Riesgos principales:

  • Daño reputacional para artistas y plataformas.
  • Pérdida o desplazamiento de ingresos por reproducciones de versiones no autorizadas.
  • Confusión del consumidor y erosión de la confianza en catálogos digitales.
  • Implicaciones legales por suplantación y por el uso no autorizado de voces y obras, especialmente cuando afectan a artistas fallecidos.

Recomendaciones para distintos actores:

  • Para artistas y sellos:
    • Registrar y controlar metadatos e ISRCs de sus lanzamientos; mantener comunicación clara en canales oficiales sobre la presencia (o ausencia) en plataformas.
    • Contratar servicios de monitorización que rastreen coincidencias y nuevas apariciones en DSPs para detección temprana.
  • Para plataformas y agregadores:
    • Fortalecer verificación de identidad de distribuidores y titulares de derechos (procedimientos KYC, validación documental).
    • Combinar fingerprinting con detectores de síntesis IA y flujos de revisión humana para casos sospechosos.
    • Mejorar transparencia: publicar métricas sobre contenido detectado y procesos de apelación.
  • Para distribuidores:
    • Limitar subidas masivas sin verificación y establecer controles de calidad y derechos previos a la publicación.
  • Para responsables políticos y reguladores:
    • Actualizar marcos legales sobre responsabilidad de plataformas y distribuidores en casos de contenido sintético o suplantación.
    • Evaluar requisitos mínimos de etiquetado de contenido generado por IA y sanciones por subidas fraudulentas.
  • Para usuarios:
    • Verificar novedades en las cuentas oficiales de artistas y ejercer prudencia con nuevas pistas que aparezcan en perfiles inactivos.

Implicaciones a medio plazo

Si la industria no adapta procesos de verificación y detección, la presencia de contenido no autorizado podría normalizarse, con efectos acumulativos sobre ingresos, descubrimiento y confianza. Las plataformas que implementen soluciones técnicas y procedimentales eficaces —por ejemplo, mejoras en fingerprinting, watermarks digitales y controles de distribuidor— ganarán ventaja reputacional.

Al mismo tiempo, hay límites técnicos y económicos: la revisión humana masiva no escala fácilmente, y las contramedidas automáticas deben calibrarse para evitar daños colaterales (falsos positivos). Esto impone la necesidad de combinar soluciones tecnológicas, comerciales y regulatorias.

Conclusión

El caso King Gizzard es un ejemplo claro de cómo la combinación de generación de audio por IA, prácticas de distribución laxas y control insuficiente por parte de las plataformas puede permitir suplantaciones que confunden a oyentes y afectan a artistas. Las medidas que se requieren son técnicas (fingerprinting avanzado, watermarks, detectores de síntesis), comerciales (verificación de distribuidores, monitorización activa) y regulatorias (claridad sobre responsabilidad y etiquetado de IA). Sin una respuesta coordinada, el problema seguirá creciendo y afectará tanto a músicos como a la integridad del ecosistema del streaming.

Source: www.xataka.com